Diecinueve de Octubre, Dia Internacional contra el Cáncer de Mama

Por la Dra. Belén Merck. Division de Patología Mamaria.  

Un año más celebramos el Día Internacional del Cáncer de Mama, fecha que sirve para recordar a la sociedad la elevada prevalencia de esta enfermedad. Se trata del cáncer que más frecuentemente va a desarrollar la mujer española, alrededor de 16.000 nuevos casos al año. A pesar de los muchos avances en su prevención y diagnóstico, también constituye la primera causa de muerte por cáncer en mujeres españolas y encabeza la mortalidad de las europeas entre 40 y 50 años. Se trata, por tanto, de un importante problema sanitario en nuestro entorno.

La incorporación de España a los cribados poblacionales mediante mamografía en los años 90 marca un punto de inflexión en el diagnóstico del cáncer de mama. Antes de los Programas de Prevención del Cáncer de Mama (PPCM) la mayoría de los tumores (el diccionario de la Real Academia Española define tumor como “masa de células transformadas, con crecimiento y multiplicación anormales”) se diagnosticaba por palpación habitualmente de la propia mujer que se notaba un bulto en la mama. Desde la implantación de las mamografías periódicas, el cáncer de mama se diagnostica cada vez más como lesión no palpable o alteración mamográfica. Vemos los tumores iniciales en las mamografías, pero no los tocamos porque son muy pequeños. En el informe anual de 2007 del PPCM de la Comunidad Valencia destacan entre sus resultados de tumores diagnosticados el porcentaje de cáncer invasivo < 1cm: 29,8%; el porcentaje de cáncer “in situ”: 13,1% y un 80% de pacientes diagnosticadas en estadios iniciales (0 y I). Estos datos son excelentes y confirman la utilidad del programa

Quedan muchos aspectos por estudiar de la enfermedad, o de las enfermedades, ya que diferenciamos varios tipos de cáncer de mama, que consecuentemente van a recibir diferentes enfoques terapéuticos. La cirugía sigue siendo la herramienta indicada en los tumores tempranos. Pero, ciertamente, no la cirugía mutilante del siglo pasado, sino una intervención cuidadosamente diseñada para extirpar el tejido neoplásico con un margen de seguridad, buscando la conservación de la cosmética de la mujer. El objetivo es la exéresis con criterio oncológico, al tiempo que se procura mantener la silueta, la forma y el volumen mamarios. Ambos aspectos son irrenunciables para los cirujanos de mama actuales. Esta cirugía “menos invasiva” pero “muy oncológica” se completa con la biopsia del ganglio centinela. Esta técnica diagnóstica es extremadamente precisa a la hora de estadificar regionalmente a la paciente. Todo el procedimiento está minuciosamente coordinado, desde el médico nuclear que inyecta el isótopo y localiza las vías de drenaje linfático de cada caso individual, permitiendo al cirujano ir directamente al ganglio centinela (primer ganglio linfático al que llegan las células cancerosas) y extirparlo, preservando el tejido sano, hasta el especialista en Anatomía Patológica, responsable de su estudio al microscopio. Los patólogos son los médicos “del laboratorio”, cuya función es imprescindible para poder realizar un buen tratamiento. En sus laboratorios analizan cuidadosamente la forma y disposición de las células tumorales, miden el grado de diferenciación y determinan la presencia de receptores de estrógeno y progesterona y la sobreexpresión de c-erb-B2, entre otros. Su experiencia es necesaria para identificar los pequeños nidos de células neoplásicas (células tumorales aisladas), las micro y macrometástasis del ganglio centinela. La metástasis en el ganglio centinela es tributaria de una cirugía más amplia, denominada linfadenectomía axilar.

Pero no solo se estudian los tumores, sino también otras alteraciones histológicas (biopsias con lesiones atípicas), que preocupan a los clínicos, englobadas bajo el término “lesión de riesgo”. Se trata de alteraciones celulares que confieren un riesgo de padecer cáncer de mama a la mujer sana. Este riesgo es variable según el tipo y disposición celular, y se ha intentado cuantificar mediante sistemas de estimación que incluyen además datos clínicos (edad; edad de la primera regla, edad de la primera gestación, número de biopsias de mama, antecedentes de primer grado de cáncer de mama) como el de Gail. Otro grupo de mujeres de riesgo está constituido por las mujeres con mutaciones en los genes BRCA1 o BRCA2, hasta la fecha los más conocidos por su implicación en el desarrollo del cáncer de mama. Estas mujeres no son enfermas, sino que han adquirido un riesgo, “contingencia o proximidad de un daño” según la RAE. Hasta la fecha se han diseñado diversas estrategias para el seguimiento de estas mujeres (exploración clínica semestral, mamografía, ecografía y/o resonancia nuclear magnética cada año) y se dispone de algunas medidas terapéuticas reductoras de riesgo como la administración de inhibidores de aromatasa o de tamoxifeno, y la mastectomía bilateral profiláctica.

El cambio más interesante se ha producido, en mi opinión, en la distribución de información a las pacientes con cáncer de mama a través de asociaciones de pacientes como Rosae, Ascamma o Ammcova (hay asociaciones en todas las Comunidades Autónomas) y, sobre todo, a través de Internet. La red es la gran proveedora de datos en la búsqueda de respuesta a tantas preguntas que se hacen las mujeres recién diagnosticadas. ¿Es bueno buscar en Internet? En ocasiones las pacientes confiesan tímidamente haber satisfecho su curiosidad con la información de algún portal, blog o foro. En mi experiencia Internet resulta una herramienta excelente, siempre y cuando se utilice adecuadamente. Algunas importantes instituciones como la American Cancer Society , el National Cancer Institute o el Cancer Comprehensive Center de la Universidad de Michigan ofrecen amplios recursos informativos, también en español. Allí es posible encontrar respuesta a muchas dudas y también información acerca de alternativas terapéuticas que pueden ser muy útiles a la hora de planificar el propio tratamiento con el especialista.

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