Por Francisco Peris García
Uno de los principales factores que modula el efecto de la obesidad sobre la salud es el de las fluctuaciones de peso. Hoy día, se puede afirmar con total seguridad, que los cambios cíclicos en el peso, inducidos generalmente por dietas que buscan reducciones importantes en muy poco tiempo (3 ó 4 kilos), son mucho más perjudiciales para la salud que un sobrepeso moderado estable (IMC entre 25 y 30; calcular IMC) _ las dietas estrictas o los largos periodos de ayuno, pueden provocar malnutrición y carencias graves para el organismo_.
Muchas personas llegan a hacerse auténticos profesionales de estas dietas y las utilizan regularmente para reducir el peso (en verano, al pasar la Navidad, etc.). Una inevitable consecuencia de este comportamiento es que las personas recuperan muy rápidamente el peso inicial o, incluso, algo por encima de éste (de ahí que reciba el nombre de efecto yo-yo).
Además, este tipo de dietas, conllevan una importante carencia de los nutrientes esenciales para nuestro organismo (carbohidratos, lípidos, proteínas, minerales, vitaminas y agua). En tales casos, las dietas hipocalóricas son la principal causa de continuas fluctuaciones en el peso que constituyen un auténtico riesgo para la salud.
Un informe del conocido estudio Framingham dirigido por el Instituto Nacional Cardíaco, Pulmonar y Sanguíneo (NHLBI, por sus siglas en inglés) de Maryland (EEUU), encontró que la gente con una historia de cambios cíclicos de peso mostraba un incremento significativo en el riesgo de mortalidad atribuible a todas las causas, destacándose la de cardiopatía isquémica y cáncer.
El estudio Framingham, al que nos referimos, es uno de los proyectos de investigación epidemiológicos más amplios que se han realizado sobre la relación entre los hábitos de salud y la enfermedad. Se inició en 1948 y todavía continua. En él, se incluyeron a más de 5000 hombres y mujeres, de entre 30 y 62 años, residentes en la ciudad norteamericana de Framingham, Massachusetts. Esta investigación longitudinal es de tal magnitud que, actualmente, participan en el estudio la segunda y la tercera generación del grupo original y, además, en 1994 y en 2003 añadieron dos nuevos grupos al estudio.
Se podría discutir que la restricción dietética no es la única razón de los cambios de peso que podemos experimentar las personas a lo largo de la vida. Un embarazo, un trabajo sedentario o, incluso, el estrés, puede provocar cambios en el estilo de vida que tienen como consecuencia una pérdida de peso, o más frecuentemente, la ganancia del mismo. Sin embargo, esos cambios son, en general, ocasionales y graduales. Sólo los cambios voluntarios en los patrones de alimentación suelen asociarse a modificaciones frecuentes y bruscas del peso.
En resumen, aunque los cambios en el peso pueden darse por multitud de causas, únicamente los cambios cíclicos de peso que muestran algunas personas como consecuencia de someterse constantemente a dietas hipocalóricas muy restrictivas, presentan un alto riesgo para nuestra salud. Incluso como hemos visto, es preferible un sobrepeso moderado estable a las continuas oscilaciones de peso, aún en el caso de tener un peso normal (IMC entre 18.5 y 25).
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